Como reconocer a tus padres y hacerte libre en cuatro pasos
Diego Yarawy
Todos aprendemos a vivir, en principio, por el ejemplo, los hábitos y el conocimiento de nuestros padres. Lo que para ellos fue una verdad durante nuestra infancia, se implantó como una creencia en nuestras mentes.
Dijo Albert Einstein: “Todos somos unos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles, vivirá creyendo toda la vida que es un inútil.” La vida es un rompecabezas donde cada quién cumple un propósito único. El propósito de nuestros padres es uno diferente al nuestro. Nuestros padres son una guía que necesitamos al principio de nuestras vidas y sus conocimientos, creencias y experiencia son de inmenso valor, pero todos somos diferentes y la idea de hacer un molde fijo de cómo vivir es una forma de opresión.
Independientemente de la edad que tengamos es necesario que encontremos nuestra propia visión de la vida y trascendamos el entendimiento de nuestros ancestros sobre lo que es vivir. Tenemos que matarlos en nuestro inconsciente de forma simbólica para que así quede en comando nuestra visión más pura. Que quede claro: No hay que matar literalmente a nadie. Es un trabajo en el interior de nuestra consciencia el que estamos realizando acá.
Fue Sigmund Freud, el llamado padre de la sicología moderna, el que señaló que el hombre debía matar al padre, tomando el concepto de la tragedia griega de Edipo, quien termina suicidándose después de que se entera de que mató a su padre y de que se casó con su madre. Hoy en día las cosas han cambiado y ya no tenemos que matar a nuestros padres para ser libres… ¡También tenemos que matar a nuestras madres! ¡Y a los profesores! ¡Y a los medios de comunicación! Simbólicamente… Claro está.
Estos cuatro pasos nos ayudarán en la sanación de la relación actual con nuestros padres, permitiendo así el redescubrimiento y la liberación de nuestro verdadero ser.
1-Vuélvelos tus amigos
De niños nos acostumbramos a recibir de nuestros padres porque naturalmente necesitamos de su ayuda para sobrevivir. Al hacernos adultos, adquirimos la fuerza y el conocimiento para vivir por nuestra cuenta.
Algunos padres pierden su centro para ponerlo en los hijos. Al hacernos libres, nuestros padres también se hacen libres. Les permitimos así que recuperen su centro y la responsabilidad de enfocarse en sus vidas.
¿Cuál es la diferencia entre una madre/o padre y un amigo? La madre/padre da incondicionalmente, en cambio la amistad necesita de un intercambio para crecer.
Algunas veces incluso ayuda dejar de llamarlos “papá” o “mamá”, para llamarlos por su nombre. Así la mente inconsciente personifica el cambio en la relación.
2- Sincérate… Te gusta o no te gusta
En el día a día nos vemos frente a la tarea de decidir qué hacer. Usualmente podemos tomar las decisiones siguiendo nuestros impulsos reflejos, sin realmente ser conscientes de lo que hacemos. Este es el verdadero ejercicio de la consciencia. Debemos estar presentes en cada momento para descubrir de donde vienen nuestras decisiones. Para esto, debemos cuestionar nuestros hábitos y creencias, reconstruyéndolas de cero.
¿Es esto una decisión de mi madre/padre? ¿Es esto realmente lo que quiero hacer?
Algunas creencias de ellos decidirás vincularlas a ti conscientemente y les agradecerás que te las hayan sembrado, pero primero sé honesto y date cuenta de cuales no hacen parte de ti.
3- Date el permiso
Volverse adulto implica ganar el derecho a no necesitar permiso de nadie para hacer las cosas que quieres. Suena simple, pero en nuestro inconsciente puede estar escondida la necesidad de aprobación de nuestros padres. Déjala ir. Ahora eres tú quien te das el permiso de vivir tu vida.
4- Vuélvete tu propio jefe
Nadie te va a revisar la tarea. Nadie te va a presionar para que crees tu felicidad porque sólo tú sabes cuál es el llamado de tu corazón.
Cada día podemos dar un paso más hacia esa versión de nosotros que queremos desarrollar. Nuestra vida es nuestra empresa y nuestra responsabilidad.
El dolor hace parte de la vida. Existe el dolor de vivir frustrado por no seguir el llamado del corazón o existe el dolor de generar la disciplina de construir nuestros sueños. ¿Cuál escoges?
La mejor forma de honrar la vida de nuestros padres es siendo plenamente felices. Yo agradezco a diario por la gran bendición que tuve como guías. Mi padre ya falleció, pero su luz, alegría y sabiduría siguen en mí. Liberarme de algunas de sus creencias fue un duro reto, pues él ha sido el hombre a quién más he admirado. Mi madre es un ser de luz que aún nos acompaña y quien ha hecho todo el trabajo por reelaborar sus creencias y tener el valor de “reeducarnos” al aceptar abiertamente su cambio de perspectiva en la vida.
Algunas de las creencias que tienes de tus padres, tal vez, ni siquiera hagan parte de las creencias actuales de ellos mismos. O tal vez sí. Lo importante es aceptar tu verdad. Cada quien es libre de vivir su vida como mejor lo crea y lo sienta. Recordemos que no hay una manera correcta o incorrecta de vivir. Todos estamos aprendiendo y evolucionando en el misterio de la existencia.
La armonía familiar y social nace en el respeto de nuestras diferencias y en el apoyo de las visiones del corazón de los demás, pues son estas diferencias las que nos unen en este rompecabezas sagrado de la vida.
Como padre entiendo también que mis hijos no son de mi propiedad, ni son la extensión con la cual viviré mis sueños frustrados. Mis hijos son seres independientes a los que guío para que encuentren su voz y su mayor potencial. Son igualmente maestros que me guían y me recuerdan la esencia de la vida.
Sé y confío que en algún momento ellos también me “matarán” y así su naturaleza florecerá.
Tú también. Ámate lo suficiente para vivir TU vida y ser feliz hoy.